Una correcta alimentación nos va a proporcionar los nutrientes necesarios para el adecuado funcionamiento de nuestro organismo.
Llevar una dieta equilibrada consiste en cubrir todas las necesidades estructurales y energéticas que necesitamos. Y esto no es sólo una cuestión de kilocalorías. Es decir, no únicamente es necesario aportar la energía que necesita nuestro cuerpo; sino también hacerlo de la forma correcta mediante la ingesta de aquellos alimentos que nos aporten los glúcidos (hidratos de carbono), lípidos o grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua en la proporción adecuada.
¿Cómo repartir esa ingesta de alimentos a lo largo del día?
En general una persona sin problemas metabólicos concretos (por ejemplo, diabetes) debe realizar tres comidas principales al día y, dependiendo de su estilo de vida, tomar algún tentempié saludable entre las comidas si van a pasar muchas horas entre unas y otras. Con un tentempié saludable nos referimos a fruta, batidos de frutas naturales, algunos frutos secos (no fritos ni salados), etc.
- Desayuno.
El desayuno es fundamental para comenzar a ponernos en marcha. Lo más recomendable es salir de casa con el desayuno hecho, pero lo cierto es que a muchas personas les cuesta desayunar recién levantadas o se levantan muy temprano y van con el tiempo justo. Si no tenemos tiempo para preparar el desayuno en casa al menos debemos intentar tomar un café o té y una pieza de fruta. Por supuesto no debemos pasar toda la mañana sin desayunar. A la hora o dos horas tras levantarnos ya deberíamos haber desayunado, evitando dulces o bollería.
- Almuerzo.
El almuerzo debe contener todos los nutrientes que nuestro cuerpo necesita. Debemos procurar combinar: legumbres, carne, pescado, cereales (arroz, pastas) con verduras que deben estar en mayor proporción en nuestro plato. Las verduras, además de saciarnos, nos aportan vitaminas, minerales y fibra, fundamental para el correcto tránsito intestinal y la salud de nuestra microbiota intestinal.
- Cena.
Debemos intentar hacerla al menos dos horas antes de acostarnos. Si esto no es posible al menos procurar que no sea muy copiosa. En la cena debemos evitar comidas que nos puedan resultar indigestas y dificulten el descanso. Por ejemplo, será preferible tomar cremas de verduras, o verduras cocinadas en lugar de crudas.
Cuando se sigue una dieta para bajar de peso se suele recomendar realizar cinco comidas al día. En la mayoría de los casos, la finalidad es disminuir el nivel de ansiedad por el hecho de estar a dieta así como reducir la sensación de hambre en la siguiente comida, evitando así cometer excesos.
Las modificaciones de esta pauta de tres comidas al día con algunos tentempié saludables se harán en función de nuestro estilo de vida o de nuestras obligaciones profesionales, pero sabiendo que debemos cubrir de forma adecuada las necesidades energéticas y nutricionales de nuestro organismo tomando alimentos saludables y en la proporción adecuada.